viernes, 12 de junio de 2015

Fiera.

'Me buscarás en el infierno
porque soy igual que tú.'

De los que cosen del revés
y te apuñalan por delante.
Has ido dejando rastro
de cada uno de los crímenes
cometidos en tu nombre
y no te has desecho
de los restos de aquellas
almas fugaces
que a tu lado se creyeron
inmortales.

Te has largado
como el que ya no tiene
-o no quiere tener-
nada que ver con el tema.
Y, claro, así cualquiera.

Te he idealizado
sin saber que al final del día
ambos éramos igual de humanos
e igual de animales.
Que a los dos nos han crecido
raíces en las manos
y nos han brotado fuentes
de los ojos.
Que tanto tú como yo
hemos estado a nada de ser
-y en tu caso has acabado
siendo el valiente-.

Me has obviado
mientras yo te he buscado,
pero nunca encontrado.
Y los dos nos hemos arrojado
serpientes ardiendo
a la boca
para sentirnos mejor
cara a cara,
pero mucho más miserables
a las espaldas.

Perro ladrador,
te habría mordido los lunares
y habríamos jugado
a ver quién es más fiera.

Siempre te has visto
demasiado cobarde
para quererme.
Siempre al otro lado
de la baraja de cartas,
de la cama,
de la mala suerte.
Siempre regalando
amor por doquier
a quien sólo ha sido ruido.
Y la calma nos la hemos comido.

Ahora explícame
qué cojones hacemos
con tanta huida,
con tanto darnos de lado,
con habernos querido
de maneras diferentes.
Cómo se repone
lo que ya no se tiene.


Sé que no me vas a buscar
en otros bares
y también sé
que yo sí lo haré,
que no te librarás
y que no me libraré.

Parafrasear sobre
un futuro incierto
con cenizas de otros
después de un polvo.
Y tú regalándote
a todas esas
que nunca te han querido
más que para que las quisieras
y no para que
te quisieras tú también.
Que no saben o no quieren.
Que no sabes o no quieres.
Y yo sí sé pero ya no quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario